Es lo que usted quiere: resultados positivos a través de refuerzos positivos. Usted quiere que su hijo crezca y que los demás adultos de su vida lo cuiden de forma positiva, pero no siempre es como el arco iris y las mariposas. No hay nada peor que cuando tu hijo llega a casa y te dice: "Mi profesor me odia", pero ir a la reunión de padres y profesores después es casi lo segundo.
Piensas: "¿Por qué mi hija siente que este profesor la odia?". Es duro enfrentarse a un adulto bienintencionado por una situación en la que tú no has tenido nada que ver. Pero sabes que hay que hacerlo, y esa es la clave.
Las cosas no son siempre lo que parecen. Abordo el tema de mi hijo con su profesor con el prefacio: "Esta es la percepción que tiene mi hijo de su clase, por favor, dígame qué está pasando."
Le hago saber a la profesora que, aunque mi hija no me esté comunicando exactamente lo que ocurre en su clase, así es como ella "siente" o "percibe" que son las cosas. Por supuesto, ningún profesor pretende que un niño no se sienta querido. Sólo la percepción del niño puede abrirnos los ojos. Ante esta observación, muchos profesores bajan sus defensas y comienza el camino hacia la comprensión.
La gente quiere que la escuchen. Sé el padre que escucha y trata de ver la situación tal y como es. Cuando mamá osa empieza instintivamente a encabritarse, respiro hondo y dejo que el profesor aclare todos los detalles, y luego intento responder reflexivamente. Intento llegar a la mesa con la mente abierta. Sé que incluso en mi madriguera, mis cachorros y yo hemos tenido malentendidos o falta de comunicación sobre los deberes o las actividades.
El trabajo en equipo realizado en el deporte, en la oficina o en casa es eficaz y beneficioso. Durante nuestra reunión me mostré abierta, receptiva y positiva. Reconocí que mi angelito a veces no es el niño más fácil, ni siquiera en casa. Habla de lo que funciona para ti y de cómo consigues la cooperación. Diga: "¿Cómo puedo ayudar?". Una oferta de apoyo al profesor puede ayudar mucho a distender la situación.
Es bueno saber que alguien te cubre las espaldas. Cuando mi querubín llega a casa y me echa la bronca por su odiosa profesora, me acuerdo de cómo describe sus encuentros conmigo cuando está cansada, exagerando o simplemente no se sale con la suya. La objetividad falla cuando las emociones están a flor de piel. He pasado por eso.
¿Quién no necesita ser apreciado? El valor de la educación de los niños puede darse por sentado, al igual que el profesor al que tenemos que agradecérselo. Sé que necesito sentirme apreciada a lo grande, sobre todo cuando me he esforzado al máximo. Tengo la sensación de que esto ocurre muy a menudo con los profesores. La dedicación de un profesor necesita ser reconocida y aplaudida.
Reunirme con el profesor de mi hija fue como recibir un golpe en la cabeza con una manzana. Doloroso, pero, como Newton, ambos adquirimos una nueva perspectiva. Nos dio la oportunidad de discutir y entender mejor la relación entre mi hija y su profesor, así como la oportunidad de trabajar para mejorarla. Resultó ser una de mis mejores decisiones.
Si te encuentras en una situación similar, no te detengas ni esperes más: resuélvelo. Puede que sea un poco doloroso, pero la comprensión merecerá la pena y, con suerte, el resultado será positivo.
Como abogado de derecho de familia, sé que las familias que prosperan tras el divorcio son las que llegan a acuerdos y piensan de forma creativa para resolver los problemas.
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