¿Qué le viene a la mente cuando piensa en el embarazo, los cuidados prenatales, el parto y los recién nacidos? La mayoría de estos pensamientos se centran en la madre y el bebé: un borrón de revisiones frecuentes, orinar en un vaso, orinar mucho en general, náuseas, ardor de estómago, hormonas locas, noches sin dormir, estoy tan cansada y, vaya, ¿por qué son tan caros los pañales?
Y con razón, ya que las mujeres son los verdaderos recipientes que albergan a los pequeños paquetes de alegría que chupan energía y sacrifican cuerpo, cerebro, tetas y bebidas burbujeantes para criarlos y cuidarlos. Pero, ¿dónde está papá en todo esto?
Su papel va mucho más allá de ser un mero donante de esperma y espectador secundario durante todo el proceso. Aunque reconozcamos la importancia de la presencia paterna en la crianza de los hijos, solemos aislar el embarazo y el período neonatal como tarea de mamá. Pero la ciencia tiene algo que decir sobre la influencia que ejerce el padre, lo quiera o no, desde el principio.
Antes del embarazo
Edad
No es ningún secreto: las mujeres de hoy en día esperan más para formar una familia, debido a factores como los objetivos personales y profesionales y los avances en medicina reproductiva. Así que es lógico que los padres también envejezcan. De hecho, el hombre típico con un recién nacido es 3,5 años mayor que su homólogo de hace cuatro décadas. La tasa de nuevos padres mayores de 40 años se ha duplicado con creces.
Junto con el aumento de la edad llegan repercusiones inesperadas para la familia. Puede llevar más tiempo quedarse embarazada, y el riesgo de aborto espontáneo es mayor. También hay más probabilidades de defectos congénitos, trastornos genéticos y afecciones psicológicas en la descendencia. Pero también hay grandes beneficios, como la estabilidad financiera y la preparación emocional, además de la posibilidad de tener hijos más inteligentes y el efecto prolongado de una mayor esperanza de vida para las generaciones futuras.
Estilo de vida
También hemos centrado la responsabilidad de fumar y beber durante el embarazo exclusivamente en la mujer, pero los hábitos de vida del hombre también tienen un impacto sorprendente. Un estudio publicado en International Journal of Epidemiology demostró que los hijos de padres fumadores (que habían dejado de fumar antes de la concepción) tenían tres veces más probabilidades de padecer asma precoz que los hijos de padres no fumadores.
Una revisión del Instituto Nacional de Investigación sobre Drogas descubrió que los hombres que bebían 10 o más bebidas alcohólicas a la semana durante la preconcepción tenían un riesgo de aborto de dos a cinco veces mayor. Además, el consumo paterno de alcohol se asoció a un mayor riesgo de resultados negativos para los bebés, como malformaciones ventriculares, bajo peso al nacer, baja edad gestacional e incluso leucemia linfoblástica aguda en caso de consumo elevado.
Durante el embarazo
Síntomas, hormonas y emociones, ¡vaya!
Puede que sean las mujeres las que hacen todo el "trabajo duro", pero no son las únicas que sufren durante el embarazo. ¿Has oído hablar alguna vez de los síntomas del embarazo? Sí, es algo real. Se llama síndrome de couvade y se define como un fenómeno en el que un varón experimenta síntomas de embarazo durante el tiempo que está embarazada su pareja u otra mujer a la que está especialmente unido.
Pueden tener aumento de peso, náuseas, cambios de humor, fatiga, pérdida de sueño y otros síntomas reveladores. Muchos hombres también sufren verdaderos cambios hormonales durante esta época, con un descenso de los niveles de testosterona y estradiol, como demuestra un estudio publicado en American Journal of Human Biology. Así que las mujeres no son las únicas hipopótamos hormonales de la casa. (No sé si esto es bueno o malo).
Si a eso le añadimos toda la presión y el estrés asociados a un nuevo bebé, tenemos la receta para una versión masculina de la depresión prenatal. Un estudio publicado en BJOG: An International Journal of Obstetrics and Gynaecology informó de que la nueva depresión en los padres estaba vinculada a un 38 por ciento más de riesgo de parto muy prematuro. Es una cifra bastante significativa e indica que la salud del padre es importante porque tiene efectos indirectos en el resto de la familia.
Después del embarazo
Papá depresión
Los cambios subyacentes que sufren los padres no terminan cuando nace el bebé. El periodo posparto, aunque supuestamente es un nuevo capítulo de la vida lleno de alegría, conlleva nuevos retos y factores de estrés para ambos progenitores. La depresión posparto es un tema candente hoy en día, y se calcula que una de cada siete madres primerizas se ve afectada. El aumento de la concienciación es positivo, ya que cada vez más madres reciben la ayuda que necesitan.
Pero la mayoría no sabe que los padres también pueden sufrir depresión posparto. Según investigadores de la Universidad del Sur de California, hasta un 10% de los padres primerizos experimentan síntomas de depresión. Un interesante estudio publicado en Hormones and Behavior reveló una relación entre un descenso de la testosterona y un mayor riesgo de depresión paterna. Por otra parte, los hombres con testosterona alta no se veían afectados por síntomas depresivos, pero seguía habiendo una importante implicación familiar: Las mamás de sus parejas eran más propensas a estar deprimidas e informaban de un comportamiento más agresivo por parte de su hombre.
Está claro que las hormonas y el estado emocional del padre afectan a la madre y al bienestar general de la familia. Todo esto es muy revelador a la luz de nuestra actual visión social del embarazo y de los protocolos de atención médica centrados exclusivamente en la madre y el bebé. "A menudo pensamos en la maternidad como algo biológico porque muchas madres tienen conexiones biológicas con sus bebés a través de la lactancia y el embarazo", afirma Darby Saxbe, investigadora principal. "No solemos pensar en la paternidad en los mismos términos biológicos".
