Suelo tener la misma conversación con mis amigos. ¿Por qué no puedo cumplir los objetivos que me propongo? No soy una persona perezosa, y soy de fiar para los demás. Entonces, ¿por qué me cuesta tanto hacer ejercicio siguiendo un horario, dejar el azúcar o terminar mi novela?
Gretchen Rubin cree que la respuesta está en cómo respondo a las expectativas de mi vida. En su último libro, "Las cuatro tendencias: Los imprescindibles perfiles de personalidad que revelan cómo mejorar tu vida (y la de los demás)Rubin explica que hay dos tipos de expectativas en nuestras vidas. Las expectativas externas proceden del exterior y generalmente implican rendir cuentas a los demás. Las expectativas internas son las que tenemos para nosotros mismos, como hacer ejercicio con regularidad o dedicar más tiempo a la lectura.
Según la evaluación de Rubin (y un rápido vistazo a mi vida diaria demuestra que la evaluación da en el clavo) respondo bien a las expectativas externas, pero no cumplo mis propias expectativas internas. Esto me convierte en un Obliger, un tipo de personalidad que necesita responsabilidad externa para realizar las tareas.
El otros tres tipos que Rubin identifica - Defensores, Cuestionadores y Rebeldes: todos responden a las expectativas de una manera única. Los defensores responden interna y externamente, los cuestionadores responden interna pero no externamente, y los rebeldes no sienten la necesidad de responder a las expectativas en absoluto.
Rubin sostiene que conocer nuestra tendencia nos ayuda a vivir mejor porque podemos hacer cambios utilizando el enfoque adecuado. También explica por qué un enfoque que funciona para mis amigos "Upholder" -los que cumplen las expectativas internas y externas sin problemas- no funcionará para mí.
Conocer nuestra tendencia puede influir en nuestra forma de ser padres, de relacionarnos con los demás y en la gracia que nos ofrecemos a nosotros mismos. Puede llevarnos a una vida más feliz, un objetivo que Rubin quiere que todos alcancemos.
Elimine el exceso de pensamiento
El fracaso nunca es divertido, y tendemos a culparnos cuando no conseguimos lo que queremos. No conocer nuestra tendencia nos lleva a utilizar enfoques equivocados y a preguntarnos por qué no han funcionado.
Antes de saber que era un obligo, intentaba crear nuevos hábitos por pura voluntad. Pensaba que podía encontrar la motivación para obligarme a hacer las cosas que quería hacer y, cuando no podía, me sentía un perdedor. El problema es que las personas obligadas no responden a las expectativas internas a menos que puedan atribuirles una responsabilidad externa. No hay autoconversación positiva ni fuerza de voluntad que pueda cambiar eso.
Además, según los estudios sobre hábitos, necesito que la responsabilidad se establezca pronto. Para la mayoría de nosotros, la deliberación es una parte esencial de la formación de hábitos. Aunque no está mal tener un plan cuando queremos empezar o dejar un hábito, las nuevas investigaciones afirman que pensar y planificar demasiado puede perjudicarnos cuando se trata de hábitos. Enfrentamos la parte del cerebro que codifica los hábitos con la parte que planifica, y esto puede dificultar la formación de hábitos. Es el problema de concentrarnos tanto en algo que lo estropeamos, como perdernos todas las notas al tocar una canción que conocemos al piano porque estamos pensando demasiado en ello.
Conocer nuestra tendencia puede ayudarnos a eliminar este problema. Saber que soy un Obliger significa que puedo establecer primero una responsabilidad externa para no tener que sentarme y pensar en hacerlo cada vez que intento empezar mi programa de ejercicios o mi plan de escritura. Ya está hecho, no hay que darle más vueltas.
Si yo fuera un Upholder, como Rubin, no tendría ningún problema con esto. Sin embargo, los defensores tienen otros problemas, al igual que los rebeldes y los cuestionadores. Cada uno de los cuatro tipos aporta puntos fuertes y débiles a la vida. Lo más importante de conocer nuestra tendencia es que así podemos organizar nuestra vida de forma que nos permita hacer los cambios positivos que queremos con el tiempo, sin la constante sensación de fracaso.
Tendencias y autocompasión
La autocompasión es la capacidad de ofrecernos la gracia y amabilidad durante las dificultades. Es una forma mucho más eficaz de afrontar los retos que castigarnos o caer en espirales de vergüenza. La autocompasión requiere atención plena, y conocer nuestra tendencia nos permite mostrarnos intencionadamente este nivel de amabilidad.
A los cuestionadores, conocidos por cuestionar las expectativas externas antes de aceptarlas, se les dice a menudo que hacen demasiadas preguntas o que simplemente no pueden seguir las instrucciones cuando se les pide. Esto puede llevarles a sentirse mal por necesitar mucha más información que los demás.
Sin embargo, las personas que saben que son cuestionadoras pueden ver lo que aportan a un equipo o a una relación, y también pueden matizar los aspectos negativos de esa tendencia para que los demás puedan sobrellevarla. En lugar de no gustarles su forma de ser, pueden trabajar con ella.
Esto es válido para todas las tendencias. Saber cómo estamos predispuestos a responder a las expectativas nos permite examinar nuestros sentimientos y fallos, ofrecernos un poco de gracia y arreglar lo que nos haya causado problemas a la hora de cumplir una expectativa.
Los obligados no son holgazanes indisciplinados que no pueden comprometerse. Sólo necesitan rendir cuentas. Los rebeldes no son incapaces de lograr nada. Sólo necesitan hacerlo a su manera sin sentirse forzados. Los defensores no son incapaces de cuestionar. Sólo necesitan recordar que está bien hacerlo.
Conocer nuestra tendencia nos permite ver nuestras acciones desde otra perspectiva y ofrecernos un poco de amor cuando surgen problemas.
Relaciones con el conocimiento de las tendencias
Conocer la tendencia de un compañero o de un hijo puede cambiarlo todo. Esperar que un niño que pregunta haga algo sólo porque lo dicen sus padres es ingenuo. Este niño necesitará saber por qué se le pide antes de cumplir. Los cumplidores pueden parecer los niños más fáciles porque cumplen todas las expectativas, pero no cuestionan. Esto puede ser un problema en sí mismo que los padres deben abordar desde el principio para asegurarse de que los niños "cumplidores" aprendan que cuestionar está bien y es necesario.
No siempre es fácil averiguar cuál es la tendencia de un hijo o de su pareja, pero algo que puede ayudar es ver dónde surge el conflicto.
Mi marido, que es Cuestionador, no tuvo ningún problema en cumplir las expectativas internas que tenía de sí mismo cuando estábamos hasta las rodillas de pañales y falta de sueño. Escribía libros, creaba arte y seguía trabajando a tiempo completo mientras era un padre activo.
Yo no. Con los niños pequeños como únicos responsables externos, dejé de escribir, no hice ejercicio y no cumplí ninguno de los objetivos que me había propuesto. Aunque me impresionaba la capacidad de mi marido para hacer que todo funcionara en su vida, también me sentía un poco resentida porque él llevaba una vida más completa que la mía.
Él no era egoísta y yo no era una madre mártir. Simplemente manejábamos las expectativas internas de forma diferente. Entender eso me ayudó a apreciarle en lugar de sentirme enfadada. Una vez que entendió cómo trabajaba, me ayudó a encontrar la responsabilidad que necesitaba para avanzar en mis objetivos personales.
Utiliza ahora el poder de la tendencia
No es necesario esperar a que llegue el año nuevo para hacer cambios positivos en nuestras vidas, pero muchas personas sienten una motivación a principios de año que hace que ese momento sea perfecto para centrarse en la reunión de expectativas. Antes de fijar objetivos o planificar retoques en su vida, conozca su tendencia para que puedas planificar con el máximo conocimiento sobre tu forma de trabajar. Puede marcar la diferencia en tu nivel general de felicidad este año.
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