Cuando los niños son pequeños, absorben un flujo constante de información a medida que se enfrentan a nuevas experiencias cada día. Para nuestros hijos es asombroso ver todo lo que el mundo tiene que ofrecer, pero también puede ser bastante abrumador. Nuestros pequeños están abocados a sentir emoción y felicidad, pero también tristeza, frustración y muchos otros sentimientos que requieren habilidades de autorregulación.
Por eso, aprender a tener paciencia, la capacidad de mantener la calma durante una situación difícil o de demostrar autocontrol mientras se espera que ocurra algo, es una necesidad para su hijo. Aunque algunas habilidades, como esperar su turno, se desarrollan a medida que los niños crecen y adquieren conciencia de sí mismos, trabajar la paciencia mediante la flexibilidad, la resistencia y la prudencia a una edad temprana puede dar a sus hijos una ventaja significativa en la vida.
Probemos algunas actividades divertidas para ayudar a tus hijos a crecer y comprenderse a sí mismos, sus límites y a los demás.
Intentemos turnarnos
Establecer turnos es un punto de partida fundamental para la paciencia. Enseñar a los niños a dejar que otros tengan su turno y luego esperar el suyo puede inculcarles la importancia de la equidad entre iguales. Practícalo durante la noche de juegos. Utilizando el juego favorito de tus hijos o uno nuevo, asegúrate de que todos los jugadores esperan pacientemente su turno. El modelado y la facilitación con el apoyo de un adulto ayudarán a sus hijos a practicar habilidades de funcionamiento ejecutivo como esperar el turno o esperar un objeto. Amplíe esta idea con una excursión al parque local, donde sus hijos tendrán que compartir el equipo y turnarse con los demás.
Probemos un nuevo hobby
Al igual que la paciencia, puede llevar tiempo aprender nuevas aficiones. Ya se trate de jardinería, cocina, construcción o cualquier otra actividad cognitiva, hacer un esfuerzo por ir más despacio con su hijo a medida que aprende una tarea nueva o difícil puede poner a prueba su paciencia y dar pie a nuevas conversaciones. Compre un puzzle para que lo monte toda la familia, pero elija uno que sea un poco más difícil para su hijo y concéntrese en ofrecerle apoyo positivo durante todo el proceso.
Utiliza un lenguaje como "Sé que esto es difícil. ¿Qué color de pieza debemos buscar?" o "Sigue con ello; intenta girar la pieza en diferentes direcciones" y "No te rindas; ¡lo tienes!". Modelar este tipo de lenguaje ayudará a su hijo a desarrollar las habilidades de resolución de problemas necesarias para ser más resistente. Siga elogiándolo, mostrándole optimismo y enseñándole a encontrar soluciones a lo largo de todo el proceso.
Intentemos cambiar las cosas
Los niños que desarrollan la flexibilidad cognitiva o la capacidad de cambiar de marcha son más capaces de resolver problemas, llevarse bien con los demás y probar cosas nuevas. Cambie sus rutinas en casa para animar a los niños a ser flexibles en su forma de pensar y a probar cosas nuevas. Desayunar para cenar. Coma helado con tenedor. Haga que su hijo le lea un cuento antes de acostarse. Coma fuera, en el jardín, o haga un picnic en el salón. Hazle saber que no pasa nada por hacer las cosas de otra manera, divirtiéndose al mismo tiempo.
Intentemos cantar una canción para pasar el tiempo
No sólo hay juegos de mesa para practicar la paciencia con tu hijo. Prueba a cantar una canción para pasar el rato cuando haya que esperar. Una fácil de recordar es la siguiente: (con la melodía de "Pop Goes the Weasel")
"Esperar es muy difícil,
Se necesita mucha paciencia.
Cantaré una canción mientras espero,
Y ten mucha paciencia".
(Repite la canción y cambia la acción de la tercera línea por leer un cuento, jugar a un juego, hablar con un amigo, etc.)
Intentemos elogiar y afirmar el comportamiento de su hijo
Con la edad, la seguridad en uno mismo se regula más por las propias emociones y acciones. Pero nuestros hijos siguen necesitando una orientación constante sobre si lo que están haciendo es o no lo correcto. Intenta elogiar a tus hijos cuando les veas practicar la paciencia y hazles saber que eres consciente de sus esfuerzos. Reafirmar las acciones positivas probablemente hará que repitan esta nueva habilidad en el futuro. Lea un libro como "Lo que Lou no pudo hacer" de Ashley Spires y practica animando y elogiando a la protagonista, Lou, mientras intenta trepar a un árbol con sus amigos.
La paciencia no es una habilidad que pueda aprenderse en un día. Es una forma de sabiduría que deja a un lado el orgullo e informa nuestra forma de entender y reaccionar. La práctica de la paciencia es un esfuerzo continuo, pero es una habilidad que beneficiará a tus hijos durante el resto de sus vidas. Asegúrate de dedicar tiempo a disfrutar de formas creativas de desarrollar realmente este carácter esencial.