Ayudar a los niños a aprender a compartir no es tarea fácil. Compartir con gracia es un proceso largo y puede parecer un objetivo elevado, incluso imposible.
"Siento que necesito dos de cada cosa", te lamentas con una amiga mientras tus hijos discuten en el salón. "No importa. Aunque tuviera dos de cada cosa, encontrarían algo por lo que pelearse", responde tu amiga. Suspiras, das un sorbo a tu café, cierras los ojos e intentas ignorar el ruido. ¿Qué pasaría si borraras todo lo que has enseñado a tus hijos sobre compartir y empezaras de cero? ¿Qué normas o directrices pondrías?
En lugar de considerar esta lista como un engorroso listado de expectativas, considérela un punto de partida. Una oportunidad para contemplar el concepto de compartir desde una perspectiva diferente. He aquí diez nuevas formas de concebir el hecho de compartir:
Empieza por establecer la expectativa de que nadie está obligado a compartir. Obligar a los niños a compartir suele generar resentimiento y amargura. En su lugar, fomente laamabilidad y la empatía modelando el comportamiento que desea ver. Usa el respeto y la paciencia para guiar a tus hijos a través de los altibajos de compartir.
Los niños necesitan aprender a pedir que les dejen usar algo, a unirse respetuosamente a un juego, a negarse educadamente a compartir, a pedir más tiempo con un juguete, etc. Ralentiza la conversación y da tiempo a tus hijos para que aprendan y practiquen estas frases antes de esperar que las hagan bien.
Cuando los niños afirman que algo es "¡mío!", en realidad pueden estar intentando decir "lo estoy usando ahora mismo" o "me gustaría usarlo pronto" o "me preocupa que lo rompas". En lugar de entrar en una lucha de poder sobre el verdadero propietario, ayuda a tu hijo a utilizar un lenguaje diferente para expresar sus sentimientos y encontrar una solución.
Los niños deben saber que hay muchas opciones a la hora de turnarse. A medida que vayan construyendo su caja de herramientas llena de ideas, pueden hacer una lluvia de ideas juntos para encontrar el mejor método. Utilizar un cronómetro, establecer un horario, contar los saltos en una cama elástica o dar el lápiz azul cuando hayan terminado de colorear el cielo son soluciones que se pueden explorar.
Permita que cada niño tenga unos cuantos juguetes, juegos u objetos que no tenga que compartir o que pueda elegir compartir con determinadas personas, a su discreción. Asegúrate de que cada niño tenga un lugar seguro donde guardar estos objetos para que otros niños no los molesten o jueguen con ellos sin permiso.
Desde fuera, el intercambio puede parecer un negocio turbio, pero también es una hábil habilidad social que los niños pueden utilizar para navegar por las citas de juego y las amistades. Ofrecer un juguete diferente, empaquetar unos cuantos juguetes (y tres pegatinas) o permitir que su hermano juegue con un juguete normalmente prohibido puede ser una forma estupenda de jugar juntos en paz.
En lugar de establecer una regla aleatoria de "se acabó el tiempo", crea un lenguaje común en casa para dar a los niños la opción de usar un juguete durante un tiempo prolongado. Si alguien pide el juguete, el niño puede decir "tengo un turno largo". A continuación, puede explicar cuándo se acabará el tiempo: a la mañana siguiente, después de comer, etc.
Los regalos de cumpleaños u otros obsequios tienen especial prioridad sobre los juguetes y juegos cotidianos. Mientras que algunos niños comparten de buen grado sus juguetes nuevos, otros pueden ser más protectores. En lugar de obligarles a compartirlos de inmediato, dales la oportunidad de disfrutar de la emoción de tener algo nuevo.
Habrá ocasiones en las que un hermano diga "no" a una petición para unirse a un juego, o cuando otro tenga un turno largo con un juguete. Dígale a su hijo que no pasa nada si se enfada. Empatice con esos sentimientos. Explore formas de gestionar la decepción o la tristeza. Háblele de lo que puede hacer mientras espera su turno.
A veces, la situación es demasiado intensa o complicada para que los niños lleguen a una conclusión pacífica. Haz saber a tus hijos que pueden acudir a ti cuando estén atascados. Tu papel es escuchar y facilitar la conversación entre los hermanos, en lugar de elegir un bando o crear una solución.
Esta lista puede parecer abrumadora al principio. Que no cunda el pánico. No tienes que hacer una revisión completa de las normas de convivencia de tu familia de la noche a la mañana. Revisa la lista y elige una o dos en las que te gustaría centrarte primero. O siéntate con tus hijos y pide su opinión. El objetivo no es establecer un conjunto rígido de "normas", sino cambiar el ambiente de compartir en casa. Para introducir la comunicación respetuosa, la resolución de problemas y la empatía. Y... para evitar comprar dos (¡o tres, o cuatro!) de cada cosa.
Quizá estés pensando: "Bueno, no tiene remedio. Mis hijos son demasiado mayores para aprender estas habilidades". O "Ojalá se pelearan por los juguetes. Hemos pasado a cosas más grandes -y más difíciles de compartir- como iPads y sistemas de juego." Tienes razón, cuanto más crecen tus hijos, más compleja puede llegar a ser la rivalidad entre hermanos. Pero los mayores son capaces de participar en discusiones, pensar críticamente en situaciones difíciles y formar parte de la solución. Así pues, toma las reglas anteriores y adáptalas a la edad o etapa de desarrollo de tus hijos. Abra la conversación y vea qué ideas pueden aportar. Puede que los resultados te sorprendan gratamente.
ParentCo.
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