¿Conoce esta sensación? La hora de acostarse se retrasa, tú (y tus hijos) os quedáis dormidos, las sobras de la tarta son una opción legítima para desayunar y los días están llenos de espacio para no hacer nada (en pijama, por supuesto). Es demasiado fácil caer en el plan "sin planes", que está muy bien para las vacaciones o un descanso muy necesario, pero no es tan sostenible para la vida cotidiana. Puede ser realmente difícil volver a la rutina, y volver a la escuela y al trabajo puede ser aún más difícil cuando no hay rutina o estructura a la que recurrir.
Como a todos los humanos, lo desconocido puede darnos mucho miedo. Cuando no sabemos qué esperar o qué va a ocurrir a continuación, podemos sentirnos ansiosos, tensos, enfadados o notar un deseo de controlar las cosas (o a los demás). Sólo hay una constante en la vida: que está en constante cambio, y lo desconocido acecha a la vuelta de cada esquina.
Especialmente en el caso de los niños, los cambios son constantes, tanto en su interior como a su alrededor, y a menudo tienen poco control sobre ellos. No es de extrañar que tantos niños sufran ansiedad. Una rutina estructurada y constante proporciona una sensación de seguridad y dominio. Especialmente durante las grandes transiciones (como la vuelta al colegio después de tres semanas de familia, amigos, juegos y hombres de jengibre), les ayuda a saber cuándo ocurren las cosas, qué esperar y qué se espera de ellos.
La falta de estructura y de rutina puede provocar ansiedad, rabietas, falta de control de los impulsos, problemas de atención y concentración y una hiperactividad general del sistema nervioso. Tanto para los niños como para los adultos, la rutina hace que la vida sea (más) predecible y crea un contenedor seguro en el que se pueden gestionar y procesar los altibajos normales de la vida. Un horario regular ayuda a los niños a aprender autodisciplina (y, en consecuencia, a ganar confianza en sí mismos) a medida que van dominando sus horarios y aprenden a ocuparse de sus propias necesidades. Es la base de la organización, la estabilidad, el retraso de la gratificación y la capacidad de manejar los contratiempos y los baches que inevitablemente presenta la vida.
Pero esto no significa que la rutina tenga que ser tan estricta que no haya flexibilidad. El cambio forma parte de la vida y ocurrirá pase lo que pase, y romper con la rutina en acontecimientos importantes (días festivos, vacaciones, eventos mundiales, salidas familiares, etc.) también ofrece la oportunidad de aprender a ser flexibles y a manejar tanto los pequeños como los grandes cambios. También les ayuda a aprender que, aunque se hayan desviado de la rutina por un día, mañana volverán a ella. Un plan coherente crea espacio para la conexión, para ser vistos y escuchados.
Por ejemplo, cuando las familias se sientan juntas a comer con la expectativa de que no haya aparatos electrónicos, se construye un contenedor en el que cada miembro puede "estar" con los demás. Pueden escuchar y hablar de los altibajos del día, sentir la energía de los demás y establecer relaciones verdaderamente seguras. Como en la mayoría de las comidas familiares, puede haber dificultades, pero tener una rutina que ofrezca oportunidades para la conexión también crea oportunidades para superar y trabajar los retos interpersonales. Además, la sensación de seguridad que también se crea con un horario promueve la regulación, durante la cual también puede fomentarse esa conexión profunda de sentirse visto y escuchado.
Entonces, ¿cómo se puede empezar a implantar una rutina regular? Bien, pensemos en los dos momentos del día en que las cosas pueden estar más agitadas en casa: al levantarse e ir al colegio, y por las tardes después del colegio. Las rutinas de la mañana y la noche pueden ser las más importantes para ayudar en la transición a la escuela y relajarse para ir a la cama.
Dormir bien por la noche es fundamental para el crecimiento del cuerpo y el cerebro, y una rutina nocturna regular es esencial para ayudar a un niño ansioso a relajarse después de un día largo y agotador. Puede crear una lista de comprobación para la hora de acostarse: baño, pijama, cepillarse los dientes, meterse en la cama. También puede fijar una hora para leer un libro o escuchar música relajante con él.
Una rutina matutina regular también es importante para que tu hijo (y tú) podáis empezar el día a un ritmo sostenible y en conexión, en lugar de en caos y ansiedad. ¿Y a quién no le gustaría empezar el día con calma y tranquilidad? Piensa en esto: ¿Hay una hora fija para desayunar? ¿Qué hay que hacer antes de llegar a la mesa del desayuno? ¿A qué hora hay que salir para no llegar tarde? Imagina los retos a los que te enfrentas en esos momentos y planifica formas de estructurar la mañana para que todo el mundo sepa qué ocurre y en qué orden y quién se encarga de cada tarea.
Lo sé, ¡puede parecer abrumador! Incluso al escribir esto, pienso: "¿Esto es real? ¿Se puede hacer?" Pero una y otra vez, he visto cómo la incorporación creativa de una rutina estructurada ayuda a las familias y a los niños incluso con los comportamientos más desafiantes.
La vida cotidiana sin un horario tiende a parecerse mucho al caos. Un método muy práctico y eficaz es tener un horario físico y visual para mantener las cosas claras. En mi caso, es una pizarra con los días. O el calendario está rellenado y bloqueado en mi teléfono. Si tienes hijos, puedes ser más creativo y pedirles que te ayuden a crear recordatorios en casa para saber quién tiene que hacer qué y cuándo.
Haz que sea significativo para tu familia: cuanto más significativo y cooperativo sea, más cooperación conseguirás. No me malinterpretes, los primeros días pueden ser muy duros, pero no te rindas. Sólo porque el tercer día no vaya completamente según lo previsto, no significa que sea el momento de tirar la toalla. Ayuda a los niños a aprender a superar los retos y a seguir adelante con las tareas difíciles identificando el error, analizando cómo os desviasteis del camino y volviendo a comprometeros con el plan mañana. Si eres capaz de aguantar la dificultad de reiniciar una vieja rutina o de incorporar un nuevo horario, es posible que al final encuentres más espacio, conexión, paz y alegría.
ParentCo.
Autor