Bienestar

Cómo combatir las preocupaciones de la vuelta al cole

la madre envía a su hijo a la escuela

Las transiciones importantes son difíciles para los niños. Los adultos subestiman la ansiedad que un cambio importante puede despertar en un niño. Aunque la vuelta al colegio es emocionante, también induce ansiedades que a veces son difíciles de calmar. Si un niño se enfrenta solo a estas ansiedades, pueden intensificarse e interferir en su capacidad para avanzar con seguridad.

En términos de desarrollo, los niños tienen preocupaciones diferentes a distintas edades. En la guardería, las preocupaciones suelen girar en torno a la separación de sus padres. En los primeros cursos, la angustia se asocia al hecho de tener un mal profesor o a la dificultad del nuevo curso. En los últimos cursos, lo que más preocupa es tener amigos y ser aceptado, mientras que en el instituto lo que más preocupa es ser lo bastante bueno.

Por supuesto, todas estas ansiedades se corresponden con retos psicosociales apropiados. Sin embargo, si no se atienden, pueden provocar un retraso en el desarrollo, lo que significa que el niño retrocede en lugar de avanzar con confianza. A menudo, estas regresiones adoptan la forma de rabietas, evitación de la escuela, desafío, retraimiento y agresividad.

La receta para ayudar a un niño con sus preocupaciones de la vuelta al cole es sencilla. Contrariamente a la opinión popular, no requiere discusiones elaboradas sobre los sentimientos, ni que los padres elaboren estrategias, arreglen o resuelvan problemas. Los requisitos para criar a un niño inquieto incluyen la escucha empática y la tranquilidad. Soy psicoterapeuta infantil. Esta técnica ha producido tanto seguridad como confianza robusta en mis hijos. Y es muy sencilla: Primero, escuche si hay preocupaciones. Segundo, cuando oiga a su hijo confesar una preocupación -por ejemplo, "¿Y si mi profesor es malo?" - empatiza con la preocupación.

Diga: "Es una gran preocupación. Lo comprendo. Lo comprendo. A mí también me preocupaba eso cuando estaba en segundo curso". En tercer lugar, tranquilízale diciéndole: "Si esa preocupación se hace realidad, estaré aquí para ayudarte a superarla". Decirle a su hijo que no se preocupe por las cosas que le preocupan no es eficaz porque deja al niño solo con la preocupación.

Contrariamente a lo que muchos padres creen, la preocupación de un niño no desaparece porque los padres se lo digan. Además, si los niños no se sienten comprendidos respecto a sus preocupaciones, dejarán de verbalizarlas. La pregunta "¿Por qué mi hijo no habla conmigo?" es una que oigo a los padres sentados frente a mí todos los días. También puede evitarse. Escuche con el corazón abierto, sea empático y asegure a su hijo que no está solo.

Leer a continuación

hombre y mujer de dibujos animados
chica pelirroja sonriente