Puede que estés en el trabajo, en casa o en una sala de espera cuando empieza a rodar el videoclip mental que pone de relieve los desaires que hay detrás de ese rencor que guardas. Recuerdos dolorosos pasan por tu mente, recordándote lo justificado que está tu rencor, desde el momento en que el agresor empezó a lanzarte puyas hasta la afrenta final que se convirtió en la proverbial gota que colmó el vaso de tu relación con él o ella.
Cuanto más revuelven tus pensamientos las viejas heridas, más pasas de estar molesto a estar furioso. El vídeo termina con tu declaración de que estás "furioso como una cabra y no voy a aguantarlo más", o alguna otra proclamación que traza una línea en la arena. Con el pulso acelerado y los dientes apretados, te preparas para devolver el golpe si alguien se atreve a hacer la sugerencia simplista de "dejarlo estar".
¿Por qué deberías "dejarlo pasar" cuando has sido agraviado y, potencialmente, agraviado durante mucho tiempo por un familiar, amigo o compañero de trabajo?
Bueno, puede que sólo quieras dejar ir tus rencores, no por el bien de dejar a los ofensores fuera del gancho, sino para detener el daño que los rencores pueden causar a tu bienestar emocional y físico. Además, recuperar tu bienestar ayuda a garantizar el de tus hijos, que observan cómo manejas la adversidad y toman ejemplo de ti para gestionar sus propios conflictos.
Guardar rencor te hace daño, emocional y físicamente
A primera vista, guardar rencor puede sienten que es lo correcto. Al fin y al cabo, el rencor es señal de que alguien se ha pasado de la raya con nosotros, de que nuestra dignidad importa y de que hemos tenido la fuerza de defendernos, ya sea distanciándonos del ofensor o mostrándonos cautelosos y combativos cada vez que éste se acerca.
Sin embargo, una vez que nos despojamos de la armadura de nuestra indignación, descubrimos que guardar rencor no cura la herida subyacente. De hecho, lamentar los desaires del pasado nos lleva a permanecer atascado en sentimientos de ira, resentimiento y venganza. Estos sentimientos de falta de perdón agravan el daño emocional al provocar ansiedad, depresión o estrés que, a su vez, pueden hacer que nos acerquemos a las nuevas relaciones con actitud defensiva y desconfianza.
Además, los sentimientos negativos provocados por los rencores que mantenemos desde hace mucho tiempo pueden afectar enormemente a nuestra salud física. Las investigaciones han descubierto que las personas que mantienen rencores a largo plazo experimentan mayores tasas de una serie de dolenciasEl rencor y la rencorosidad son las principales causas de muerte, a saber: enfermedades cardiacas, paros cardiacos, hipertensión, úlceras de estómago, artritis, problemas de espalda, dolores de cabeza y dolores crónicos.
Dada esta profunda conexión mente-cuerpo, aferrarse al rencor (por muy aparentemente justificado que esté) no merece la pena por el daño que causa a nuestra relación con los demás, a nuestro bienestar emocional o a nuestra salud física. Por si esto no fuera razón suficiente para dejar atrás el rencor hacia un transgresor, pensemos que los efectos nocivos de los rencores antiguos también perjudican a quienes más queremos proteger: nuestros hijos.
Nuestros rencores también afectan negativamente a nuestros hijos
Optar por alimentar el rencor puede inducir tal estrés y depresión que puede afectar negativamente la forma en que criamos a nuestros hijos. "No nos equivoquemos: el estrés de los padres afecta a los niños", dice Katie Hurley, psicoterapeuta de niños y adolescentes, que observa con qué frecuencia sus jóvenes pacientes le cuentan lo estresados que están sus padres.
En concreto, los padres estresados muestran menos paciencia con sus hijos y son más propensos a gritarles. También son más propensos a gritarse entre ellos, a veces al alcance de los niños. Como resultado de este aumento de la tensión en el hogar, los niños experimentan su propio estrés, ansiedad y otras emociones negativas.
Si tu rencor también te está causando depresión, ten en cuenta que los estudios han demostrado que la depresión afecta negativamente a nuestra crianzatambién. Los padres deprimidos están menos comprometidos emocionalmente con sus hijos y es menos probable que socialicen adecuadamente con ellos. Esto, a su vez, pone a los niños en desventaja para lograr un desarrollo emocional normal.
Incluso si un padre no está estresado o deprimido por un rencor, el tiempo que un padre dedica a pensar en un rencor significa menos tiempo dedicado a fomentar un hogar emocionalmente positivo para un niño. Según la Dra. Gail Gross, experta en desarrollo familiar e infantil, los padres emocionalmente comprometidos que crean un hogar "deliberadamente lleno de calidez" mejorar el bienestar emocional del niño, su temperamento y su capacidad para afrontar el estrés.
Además de verse afectados por el carácter de sus padres, los niños también se ven influidos por la forma en que éstos interactúan con los demás. Los niños observan cómo reaccionan sus padres ante las personas difíciles, y a menudo imitan su comportamiento cuando se encuentran en situaciones similares. Este es un pensamiento aleccionador para cualquier padre empeñado en mantener rencores.
Teniendo en cuenta la influencia que ejercemos como padres en la formación del bienestar emocional y el comportamiento de nuestros hijos, nos corresponde servir de mejores ejemplos adoptando una actitud de perdón.
Qué es y qué no es el perdón
Tanto si decides perdonar a tus transgresores por el bien de tus hijos, por tu propio bien o por tus creencias espirituales, perdonar no significa excusar el daño que te han hecho. El perdón tampoco requiere asociarse con la persona que te hizo daño.
Por el contrario, perdonar significa elegir conscientemente dejar de lado la hostilidad hacia el agresor, tanto si se ha disculpado como si no, con el fin de superar la ofensa. Y lo que es más importante, al dejar de pensar en la ira y pensar en el perdón, dejarás de ver tu pasado a través de la lente de la victimización.
Adoptar una actitud de perdón conlleva importantes beneficios. Entre ellos:
Reducción de la ansiedad, el estrés y la depresión
No importa la edad que tengas, puedes elegir cosechar los beneficios de una actitud de perdón en cualquier momento. Los siguientes consejos pueden ayudarte a empezar a incorporar el perdón en tus pensamientos y acciones:
1 | Reflexionar sobre la totalidad de las circunstancias que rodean el rencor.
Haz una última "sentada" con todo lo que el ofensor hizo que te molestó, reflexiona sobre por qué te dolió tanto y examina cómo has reaccionado desde entonces ante la ofensa. El objetivo no es volver a traumatizarte, sino comprender tu reacción a la ofensa y tener la compasión que el agresor no tuvo contigo.
2 | Considera que el agresor puede merecer tu empatía
¿Es la propia agresora víctima de abusos o malos tratos? Si es así, el comportamiento del agresor hacia usted puede haber tenido menos que ver con hacerle daño y más con la incomprensión por parte del agresor de lo que constituye un comportamiento aceptable.
3 | Acepta que es posible que el agresor nunca reconozca el dolor que te ha causado
Si el agresor es consciente de lo mucho que te ha molestado y aún no ha intentado enmendarse, deja de esperar que asuma o pueda asumir la responsabilidad de su comportamiento. Dejar de lado esta expectativa te libera de sentirte decepcionado cada día porque no se materializa la tan ansiada disculpa.
4 | Elige perdonar de verdad
Cuando perdonas a alguien para complacer a tu cónyuge o para evitar que los demás se sientan incómodos, el verdadero perdón no puede arraigar. En lugar de eso, perdona porque estás decidido a superar las heridas del pasado -tanto si decides reconciliarte con el agresor como si no- y porque quieres poner fin a cualquier daño emocional o físico que el rencor pueda estar causando.
5 | Conmemorar el perdón
Perdonar a alguien que te ha causado dolor es un gran paso adelante que merece ser conmemorado. Si contactar con la persona que te ha hecho daño no es aconsejable o resulta imposible, conmemora tu decisión de perdonar confiando en otra persona en cuya orientación confíes o escribiendo las razones por las que has decidido perdonar.
6 | Perdónate a ti mismo por guardar rencor
Tanto si has retrocedido ante una situación hiriente durante varias semanas como si lo has hecho durante varios años, perdónate por haber tardado tanto tiempo en considerar el perdón como una forma de afrontar la ofensa en cuestión.
7 | Busca ayuda si el rencor que quieres soltar no te deja en paz
Si no eres capaz de liberarte del rencor tras un esfuerzo sincero, considera la posibilidad de buscar la orientación de un líder espiritual, un confidente o un profesional de la salud mental.
Liberar tu hostilidad hacia alguien que te hizo daño puede ayudarte a ver a ese transgresor como humano y defectuoso, lo que podría llevarte a recuperar el afecto por esa persona, dice la doctora Karen Swartz, directora de la Clínica de Consulta para Adultos con Trastornos del Estado de Ánimo del Hospital John Hopkins. En algunos casos, esto puede allanar el camino para una reconciliación.
En otros casos, la reconciliación puede ser imposible porque el agresor ha fallecido, o indeseable porque el agresor sigue siendo abusivo o se niega a admitir que ocurrió el mal. Sin embargo, incluso si la reconciliación no es el objetivo, adoptar una actitud de perdón es una búsqueda que merece la pena por sus abundantes beneficios.
Gestione sus desencadenantes: Evitar el rencor mediante la evitación leve.
Una onza de prevención (del rencor) vale más que una libra de cura (del perdón). Para evitar que los desaires previsibles se acumulen y se conviertan en la base de un nuevo rencor, toma medidas proactivas para evitar situaciones que sabes que acabarán haciéndote hervir la sangre.
Por ejemplo, si tienes una amiga que llega tarde constantemente y sin pedir disculpas, evita planear con ella actividades en las que el tiempo es un factor importante. Si un familiar hace habitualmente comentarios a tu costa, evita quedarte a solas con él, llámale menos o ponle el altavoz cuando llame si crees que así le disuadirás de hacer comentarios insultantes. Si un compañero de trabajo tiene fama de robar el mérito a los demás en la oficina, documenta todo tu trabajo e informa a tu jefe de tus progresos tan a menudo como puedas para reclamar todo el mérito que te corresponde.
La gente hace cosas que nos parecen ofensivas o francamente exasperantes todo el tiempo, tanto si lo hacen con mala intención como si no. Es fácil convertir esos desaires en algo más grande que la vida reproduciéndolos en nuestros pensamientos una y otra vez, hasta que nuestro sentido de la indignación prácticamente grita que el rencor está justificado.
Sin embargo, puedes elegir parar el rollo, dar pasos hacia el perdón y plantearte cómo gestionar mejor tus desencadenantes en el futuro. Piensa en los beneficios para la salud que te aporta el perdón. Si eso no detiene la cinta, piense en los beneficios para la salud que el perdón aporta a sus hijos.
Setting goals allows kids to experience growth socially and emotionally by helping them develop self-regulation skills, gain responsibility and build confidence.
I’ve texted every pregnant person I know to ask them everything I could gather to make their hospital stay better. Here’s everything I wish I had—and why.
Cuando empecé a cultivar la disciplina de desconectarme para estar más presente, me di cuenta de que no me estaba controlando, sino que estaba inventando una excusa para desconectarme.
Dolores Smyth
Autor