Paternidad

Guía para una comunicación eficaz entre padres y madres

joven triste

Nadie dijo que fuera fácil. Ser co-padre o madre con alguien de quien te acabas de divorciar, civilizada y respetuosamente, puede ser una de las cosas más difíciles que hagas en tu vida. Pero es esencial. Por el bien de tus hijos, debe haber un foco central: ellos. Sin esto en mente, cada insulto tentador, comentario sarcástico y tono condescendiente no tendrá límites. Comprendo lo difícil que puede resultar. Sin embargo, dejar a un lado las emociones negativas y abrazar esta nueva dinámica en beneficio de tus hijos tendrá un impacto duradero y positivo en su bienestar.

La co-paternidad después del divorcio plantea retos de comunicación únicos que requieren sensibilidad, resistencia y empatía. Aunque no siempre es fácil, una buena comunicación es fundamental para que la relación sea productiva. Reconocerlo pronto y tomar medidas proactivas para reducir la tensión y comunicarse con claridad sólo beneficiará a sus hijos. Incluso las cuestiones menores, si no se comunican adecuadamente, pueden convertirse en problemas mayores que provoquen resentimiento, malentendidos y conflictos.

Por qué es importante una comunicación eficaz en la co-paternidad

Muchos padres suponen que, una vez divorciados, su relación con su ex cónyuge mejorará, pensando que la separación aliviará la tensión. Sin embargo, tal vez no se den cuenta de hasta qué punto seguirán unidos como co-padres. Aunque la relación romántica haya terminado, la relación parental permanece. En la mayoría de los casos, los diferentes estilos de crianza contribuyeron al fin de la relación, por lo que este problema no se resuelve porque las partes vivan ahora separadas.

La comunicación clara y concisa es una necesidad. Sus hijos dependen de usted y de su coparental para coordinar sus horarios, supervisar los deberes y tomar decisiones importantes de forma rápida y meditada. No deberían tener que esperar a resoluciones judiciales para saber si pueden ir a clase de ballet o apuntarse a kárate. Las diferencias deben dejarse a un lado, y los niños deben seguir siendo la prioridad.

La falta de comunicación puede agravar los conflictos y dañar la dinámica de la coparentalidad. Pequeños problemas, como la logística para recoger y dejar a los niños, pueden convertirse en grandes desacuerdos -incluso en una pesadilla policial- si los padres no son flexibles o comprensivos con los problemas cotidianos, como el tráfico, los horarios de trabajo o los cambios de última hora en una guardería, un programa extraescolar o una actividad extraescolar. Un simple error de comunicación sobre el lugar de recogida, por ejemplo, puede llevar a uno de los padres a creer que el otro está intentando perjudicarle intencionadamente. ¿Cuál es el resultado? Un niño que se queda esperando y unos padres que vuelven a entrar en una espiral de desconfianza y conflicto.

Establecer una base para la comunicación civil

Los desacuerdos son inevitables, pero la base del éxito de la coparentalidad es el compromiso con una comunicación civilizada y cooperativa, independientemente de los sentimientos personales. Sin este entendimiento, la coparentalidad puede resultar casi imposible.

Es importante establecer límites claros desde el principio. Los padres suelen sentirse abrumados por la comunicación constante, sobre todo cuando los correos electrónicos, mensajes de texto y llamadas telefónicas son excesivos. Establecer límites sobre el número de mensajes o correos electrónicos diarios puede ser útil. Comunique también a su pareja que, salvo en caso de emergencia, responderá a una hora concreta cada día.

El objetivo común de criar hijos sanos y bien adaptados debe reforzarse constantemente, tanto interna como externamente, en la relación de coparentalidad. Recordarse periódicamente a sí mismo -y a su coparental- este objetivo puede ayudar a mantener la concentración. Asegúrese de que se lo recuerda con calma y sin tono condescendiente.

Consejos prácticos para una comunicación clara

Trate su comunicación como si fuera una relación profesional. Antes de enviar cualquier mensaje, pregúntese ¿Proporciona toda la información necesaria? ¿Es el tono respetuoso? ¿He sido claro y he omitido cualquier opinión personal sobre mi coparte? ¿Es la comunicación fácil de entender? Una lista mental como ésta puede evitar malentendidos.

Practique siempre la escucha activa. Esto significa no sólo oír lo que dice el otro progenitor, sino comprender plenamente su punto de vista. Aunque esto puede ser difícil de conseguir, hay técnicas que pueden ayudar. En primer lugar, repita al otro progenitor lo que cree haberle oído decir para confirmar su comprensión. A continuación, reconozca su punto de vista y por qué lo tiene, aunque no esté de acuerdo.

Aproveche la tecnología. Existen numerosas aplicaciones para agilizar la comunicación y tenerlo todo en un mismo sitio. Estas herramientas evitan la necesidad de consultar varias plataformas, como el correo electrónico, los mensajes de texto y el buzón de voz, lo que reduce la confusión.

Respira hondo antes de responder. En la mayoría de las situaciones no es necesario responder inmediatamente. Recuerda que está bien pensar un momento antes de pulsar enviar. Las reacciones precipitadas pueden agravar los conflictos, mientras que una respuesta comedida ayuda a garantizar la claridad y un tono respetuoso.

Conversaciones difíciles

Uno de los aspectos más difíciles de la coparentalidad es navegar entre valores opuestos y opiniones divergentes sobre las actividades, intereses o necesidades de sus hijos. Tradiciones, prioridades o creencias que antes se compartían pueden convertirse ahora en puntos de tensión. Es importante abordar estas diferencias con flexibilidad y respeto por la perspectiva del otro progenitor.

Con demasiada frecuencia, las conversaciones difíciles dan lugar a tensiones exacerbadas, culpas y malentendidos que se ven enturbiados por desencadenantes emocionales presentes en el matrimonio. Para las conversaciones especialmente difíciles, la contratación de un coordinador o mediador puede ser muy valiosa. Estos profesionales ayudan a facilitar discusiones productivas, mantienen a los padres en el buen camino y evitan que las conversaciones se conviertan en discusiones emocionalmente cargadas.

Crear un sistema de apoyo

Cuando te enfrentas a una situación de coparentalidad especialmente conflictiva, es importante contar con un sistema de apoyo. Puede ser un terapeuta o un grupo de apoyo para padres en situaciones similares. Tener a alguien con quien discutir los problemas puede ayudarle a asegurarse de que sus decisiones tienen en cuenta el bienestar de sus hijos. Comentar sus respuestas a las comunicaciones difíciles con un amigo de confianza o un consejero puede ayudar a mantener un tono tranquilo y productivo. La terapia familiar también puede ser una opción si ambos progenitores están dispuestos. Puede reforzar los objetivos comunes y ayudar a los padres a trabajar con estilos de comunicación y preferencias diferentes.

La coparentalidad puede ser difícil, y la comunicación eficaz con un coparental aún más difícil. Sin embargo, si se hace con el objetivo común de trabajar juntos por el bien de sus hijos, puede ser una relación positiva y productiva con beneficios duraderos para las personas más importantes de su vida.

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