El desarrollo de la motricidad fina es vital durante la primera infancia. Las habilidades basadas en movimientos pequeños y precisos son un medio para diversos fines. Realizar tareas de forma independiente es fundamental para adquirir habilidades cognitivas, destacar académicamente, participar en actividades sociales y gestionar las emociones, hitos cruciales. Sin la práctica de habilidades motoras finas esenciales, a su hijo puede resultarle más difícil aprender tareas avanzadas, como practicar deportes o tocar instrumentos musicales.
Aunque los niños pueden aprender actividades de motricidad fina de forma natural interactuando con su entorno, tardarán más tiempo en desarrollarlas sin tu intervención.
La motricidad gruesa se refiere a las maniobras en las que intervienen grandes grupos musculares. Por el contrario, la motricidad fina se refiere a movimientos diminutos y precisos de muñecas, manos, dedos, tobillos, pies y dedos de los pies.
Ambas habilidades motrices requieren un funcionamiento adecuado y una compleja coordinación de huesos, músculos esqueléticos y sistema nervioso. Los niños aprenden primero los movimientos gruesos durante la infancia.
Una motricidad gruesa sólida sustenta la conciencia corporal, el equilibrio y la velocidad de reacción, y sienta las bases para el desarrollo de la motricidad fina. La práctica de los movimientos gruesos ayuda al pequeño a estabilizar el cuerpo, controlar la postura, fortalecer las manos, aumentar la resistencia y planificar y ejecutar las maniobras. También agudizan su coordinación óculo-manual, una capacidad cognitiva que unifica los movimientos de manos y ojos.
Descubrir cómo sentarse erguido sin apoyo, ponerse de pie, andar, correr y otras habilidades esenciales cuando tienen la suficiente fuerza muscular y coordinación abre un mundo de posibilidades para su hijo. De repente, pueden realizar más actividades optimizadas para perfeccionar su motricidad fina.
Los niños se desarrollan a su propio ritmo. Durante la primera infancia, los niños suelen alcanzar estos hitos de motricidad fina.
A los 13-24 meses, pueden:
A los 25-36 meses, pueden:
Algunos niños aprenden la motricidad fina para bebés, niños pequeños y preescolares más rápido que otros. No conocer estos movimientos no significa necesariamente que a tu hijo le pase algo.
Sin embargo, es posible que observe retrasos en la motricidad fina si su hijo pertenece al espectro. Los niños neurodiversos suelen experimentar dificultades de coordinación, postura y planificación motora. El autismo en los niños se manifiesta de forma diferente al de las niñas, por lo que los niños neurodivergentes tienden a tener menos habilidades motoras que las niñas.
Consulte a un profesional sanitario si observa comportamientos extraños o retrasos prolongados en el desarrollo de la motricidad fina de su pequeño. Su pediatra puede realizar pruebas para profundizar y recomendarle actividades para mejorar la situación de su hijo.
Proporcionar a tu hijo actividades adecuadas puede ayudarle a adquirir y perfeccionar más rápidamente sus habilidades motoras finas. Éstas son las mejores para los niños pequeños.
La plastilina es el juguete perfecto para ayudar a los niños a ejercitar los músculos de las manos. Su textura similar a la arcilla anima a tu pequeño a pellizcar, estirar, tirar, enrollar y crear cualquier cosa que pueda imaginar. Tu hijo tiene que esforzarse para hacer formas con la plastilina porque se resiste a la fuerza externa, perfeccionando su motricidad fina en el proceso.
Piénsatelo dos veces antes de hacer plastilina desde cero. La harina cruda es tóxica porque puede contener E. coli y salmonela; tratar este ingrediente con calor en casa puede no ser suficiente.
Los rompecabezas mejoran la destreza y la coordinación óculo-manual de los niños pequeños. Agarrar, juguetear y encajar las piezas requiere movimientos intrincados y delicados que implican el uso de los dedos y las manos.
Montar puzzles complicados puede resultar frustrante. Ayude a su hijo a ganar confianza empezando con piezas más grandes antes de pasar a las más pequeñas. Esta progresión les proporciona problemas resolubles, les hace sentirse realizados y les motiva para montar más puzzles.
Jugar con bloques agudiza la motricidad fina. Coger, levantar, mover y construir torres de bloques de distintos tamaños exige movimientos únicos de muñeca, mano y dedos. Esta actividad también mejora la coordinación mano-ojo.
Los juegos de mesa con dados, ruedas giratorias, fichas y otras piezas manipulables son una buena excusa para que los niños trabajen con las manos y los dedos. Realizar movimientos repetitivos durante horas proporciona a tu hijo un montón de práctica y le ayuda a desarrollar habilidades necesarias para realizar tareas cotidianas a medida que crece.
Las actividades con monedas pueden ser aditivas para los niños pequeños por su naturaleza táctil, lo que las convierte en una atractiva distracción para el desarrollo de la motricidad fina. Ordenar las monedas de un céntimo, cinco, diez y 25 centavos por tamaño, color o diseño permite a su hijo experimentar con el agarre palmar, el movimiento de rastrillo y el agarre de pinza. Además de clasificar y apilar monedas, puede mejorar la motricidad fina de su hijo enseñándole a colocarlas en una hucha.
Una advertencia: el dinero en efectivo alberga bacterias, virus y hongos causantes de enfermedades. Limpia y esteriliza las monedas para proteger a tu hijo de agentes patógenos y utilízalas sólo para esta actividad para evitar que se contaminen.
Colocar objetos pequeños en otros más largos es más que un ejercicio de prensión pediátrica: es gimnasia mental. Agarrar cuentas o pequeños trozos de comida, como rigatoni, penne y tortiglioni, y guiar su mano mientras colocan las piezas en un hilo de una en una afina el agarre de pinza y desarrolla la fuerza de la mano.
Pasar cordeles por un agujero, introducir pajitas por los agujeros de una cartulina y otras actividades similares de motricidad fina también funcionan para los niños pequeños.
Esta actividad implica movimientos de músculos pequeños y estimula la madurez nerviosa de los dedos de los niños. Dejar que tu hijo dé rienda suelta al pintor que lleva dentro utilizando puré de manzana le permite desarrollar las habilidades básicas necesarias para aprender y dominar la escritura más adelante.
San Valentín es la fiesta perfecta para los niños. No eres tan mayor como para dejarte llevar por el "día más romántico del año". Te regalan montones de caramelos y libros estupendos.
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Jack Shaw
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