La rutina de planificación de comidas que alimenta a mi familia semana tras semana

por Katelyn Denning 13 de marzo de 2024

madre cogiendo a su hijo de la mano enseñando a cortar tomate

La rutina de planificación de comidas que alimenta a mi familia semana tras semana

Como padre ocupado, pocas cosas son más agotadoras que decidir qué cenar.

Cuando ya estás cansado de un largo día y todo el mundo tiene hambre, puede suponer un esfuerzo hercúleo hacer inventario de lo que hay en el frigorífico, pensar en lo que todos van a realmente comer, decidir y luego... ¡cocinar! Menos mal que existe la comida para llevar y los increíbles platos congelados de Trader Joe's.

Tener un plan para la cena, estar seguro de que tienes todos los ingredientes que necesitas y tener la comida en la mesa a una hora razonable cada noche sería como una gran exhalación.

Por no hablar de cómo afectaría a otras áreas de la vida: sentirse menos estresado por las tardes, empezar a acostarse antes, quizá ahorrar un poco de dinero o comer de forma más intencionada.

Todo ello a partir de una simple rutina.

Uno de mis libros favoritos sobre la crianza de los hijos, que también está lleno de lecciones de vida para los interesados en llevar una vida de sencillez, es Simplicity Parenting de Kim John Payne. Hay una sección entera del libro dedicada a las rutinas y a lo útiles que pueden ser para nuestros hijos.

Las rutinas les ayudan a saber qué esperar, cuándo esperarlo y pueden aliviar el estrés de lo desconocido.

Si tomara más decisiones por adelantado, se enfrentaría a menos fatiga de decisión al final del día.

Si tuvieras ritmos más fuertes para tu familia, no tendrías que cargar tú con todas las decisiones. Todos conocerían y entenderían el proceso.

Si creas rutinas que te apoyen más, es posible que tengas más tiempo y espacio para cuidar de ti mismo e incluso para divertirte un poco por el camino.

Pero por algún sitio hay que empezar. Así que, ¿por qué no empezar por la rutina que tiene más potencial para rentabilizar la inversión?

El cuándo y el cómo hacerlo será tan diferente para ti como lo es para mí, pero hay algunos pasos universales que son la clave de una rutina de planificación de comidas exitosa:

1. Consolida tus recetas y comidas favoritas.

Cuando te sientas a elegir las comidas de la semana (o del mes), no quieres tener que pasar tiempo buscando inspiración en Pinterest, en enlaces guardados o en capturas de pantalla. Crea un "índice de comidas" que contenga todas las comidas que has probado y te han gustado lo suficiente como para repetirlas, con enlaces a la receta real. (Para las recetas que quieras probar, crea una lista aparte de la que puedas tirar las noches que tengas tiempo y energía para algo nuevo). Este paso supone una inversión inicial, pero te ahorrará mucho tiempo semana tras semana.

2. Cree temas para las comidas.

Limita tus opciones estableciendo categorías amplias para cada día de la semana. Cuando decida qué comer el lunes, elija entre distintas recetas de sopa, no de todas recetas. El jueves, elige entre tus platos de pasta favoritos. El viernes es siempre pizza, para siempre, y así sucesivamente. Tus decisiones serán más rápidas porque estás reduciendo tus opciones. Además, a los niños les encantan las cenas temáticas. (Martes de tacos, ¿necesito decir más?)

3. Utilice una plantilla.

Crea un lugar donde puedas documentar las comidas que has elegido para la semana y, a continuación, añade los ingredientes de las recetas a una lista de la compra precocinada que incluya todos los alimentos básicos (leche, pan, manzanas, huevos, etc.). Es una cosa menos en la que pensar y agiliza todo el proceso, desde la elección de las comidas hasta la compra en la tienda o el pedido a domicilio.

4. Establezca expectativas realistas.

¿Es divertido planificar las comidas? Quizá para algunas personas, pero para la mayoría es una tarea. Es trabajo, simple y llanamente, y no pasa nada. Si te sorprendes a ti mismo quejándote o posponiéndolo porque "lleva demasiado tiempo" o "es un asco", recuérdate cuánto tiempo lleva en realidad. (Es útil cronometrar el proceso de principio a fin un par de veces para que lo sepas). A mí me lleva entre 20 y 25 minutos, y eso es tiempo para tomar decisiones, hacer inventario de lo que tenemos y de lo que necesitamos, y escribirlo en la lista.

5. Comparte el proceso.

Si intentara hacerlo todo, me agotaría. Así que mi marido y yo acordamos compartir el proceso. Yo elijo las comidas y hago la lista. Él la revisa y va a la tienda. Nos turnamos para cocinar en función de quién tenga capacidad y energía. La persona que no cocina lava los platos. Puede que esto no sea posible para todo el mundo, pero es lo que hemos podido configurar. Y cuando existe una rutina coherente, resulta más fácil compartir y delegar.

La realidad es que el cansancio por las decisiones es real y tenemos que comer. Tomar tus decisiones sobre qué cenar con antelación y de la forma más sencilla posible te ahorrará mucho tiempo, energía y estrés a lo largo de la semana.

De eso tratan las rutinas. Se trata de crear una plantilla, una forma de hacer las cosas, para no tener que gastar una valiosa energía mental reinventando la rueda cada vez.

¿Qué mejor lugar para empezar que alrededor de la mesa?




Katelyn Denning

Autor



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