Crecí con una madre que me escribía cartas de amor. En ocasiones especiales, martes al azar, y a menudo cuando menos lo esperaba, encontraba una nota con su letra familiar y mi nombre.
Mi madre te diría que su madre le escribía cartas de amor, así que está transmitiendo la tradición, pero yo te diría: Tengo una caja con cartas de amor de mi madre y son uno de mis mayores tesoros. En momentos en los que me sentía insegura o cansada, con miedo a crecer o a dar un paso adelante, esas cartas me animaban, me empujaban y me recordaban lo querida que era.
Ahora, como madre, entiendo por qué lo hacía. Comprendo la importancia de escribir a mano notas y tarjetas para ella, sobre todo en una época en la que la vida avanza cada vez más deprisa y todo es más digital. Escribir una carta a tu hijo (o hijos) puede parecer un gesto insignificante, y puede que no resulte natural en el ajetreo de la vida cotidiana. Pero la repercusión de un acto tan sencillo puede llegar a ser inimaginable.
Los beneficios de escribir cartas
Las palabras escritas o habladas crean impresiones duraderas que moldean el sentido del amor, la seguridad y la confianza del niño.
Los datos sobre este tema hablan por sí solos. Estudios realizados por el Journal of Family Psychology demuestran que los niños que se sienten queridos y apoyados por sus padres tienen una autoestima más alta y un mayor sentido de la propia valía. Escribir cartas es una forma fantástica de demostrar amor y apoyo, sobre todo si te cuesta llamarlo en medio del ajetreo de la vida cotidiana y las rutinas.
Otro estudio realizado por la Asociación Americana de Psicología demostró que la validación emocional y el apoyo de los padres desempeñan un papel clave en la reducción de la ansiedad y la depresión infantiles, dos problemas de salud mental que van en aumento en nuestro país.
Aparte de la capacidad de recuperación emocional, escribir cartas a los niños ha demostrado ser muy eficaz para crear recuerdos positivos tanto para el destinatario como para el escritor, al tiempo que contribuye a elevar los índices de alfabetización y a mejorar las habilidades comunicativas.
Datos aparte, creo que muchos estamos de acuerdo en que las palabras son poderosas. Nuestras palabras construyen mundos. En un mundo en el que hay tanta negatividad, nuestras cartas no son meros trozos de papel: son una pausa en un ritmo vertiginoso y un recordatorio para nuestros pequeños: tú importas. Te veo. Estoy contigo. Sigue adelante.
Letras cotidianas para vidas ajetreadas
Lo primero es lo primero: escribir cartas no tiene por qué ser complicado ni extenso. No necesitas papel de carta sofisticado ni una pluma estilográfica para empezar a escribir cartas de amor a tus hijos. Una carta de amor puede ser muchas cosas: puede ser una tarjeta que eliges "porque sí" la próxima vez que vas al supermercado o puede ser una nota de ánimo garabateada en un lugar común donde sabes que la encontrarán.
Para mí, la práctica de escribir cartas a mi hija empezó con un pequeño cuaderno negro que compré en una tienda de manualidades por 5 dólares.
La idea de llevar un álbum de bebé me resultaba abrumadora y, cuando salí de la niebla del recién nacido, ya me había perdido la mitad de los hitos. Pero aún así quería capturar los pequeños y bellos momentos de su crecimiento.
En lugar de un álbum de bebé, utilicé ese cuaderno para apuntar notas de amor y recuerdos. Lo tengo siempre a la vista para acordarme de escribir en él. No es un hábito diario ni semanal, pero las páginas se han llenado de historias y notas a lo largo de los años.
Lo que empezó en la pequeña libreta negra se ha convertido en una espiral de cartas de amor, desde notas adhesivas en las fiambreras hasta tarjetas para las fiestas y ocasiones especiales. He aprendido que una carta de amor puede ser muchas cosas, pero lo más importante son las palabras que contiene.
Consejos prácticos para escribir cartas de amor
Si estás empezando a escribir tus propias cartas de amor, aquí tienes algunos consejos prácticos que he aprendido por el camino:
● Fechar las notas-. Es un pequeño añadido, pero podemos echar la vista atrás y recordar qué edad tenía y en qué época de la vida estábamos.
● Breve y dulce El cuaderno en el que escribo es pequeño -no supera los 15 centímetros de alto-, así que la página pequeña me permite ser breve pero reflexivo en mi enfoque.
● Escriba desde el corazón céntrate en un aspecto que te encante de tu hijo: su sentido del humor, su increíble sentido del estilo y lo servicial que es con sus hermanos.
● No se permiten perfeccionistas. Se supone que escribir cartas es algo desordenado. Presume de tu letra irregular y no tengas miedo de cometer errores. Creo que las imperfecciones a simple vista son una de las cosas más valiosas que podemos mostrar a nuestros hijos a medida que crecen.
● Capturar recuerdos- A veces, apunto un recuerdo o garabateo un hito. Llevo la cuenta de las cosas que le gustan. Recuerda: no hay una forma correcta o incorrecta de escribir una carta de amor. Lo más importante es sacar tiempo de un día ajetreado para prestar atención a la página.
● Diviértete y sé creativo-. Incluyo pequeñas polaroids o talones de billetes, pequeños recordatorios del día o del momento. Será divertido para los dos hojearlas algún día.
Ya sea una nota adhesiva en la fiambrera o un mensaje de texto enviado a un niño mayor de la nada, nuestros hijos necesitan nuestras palabras de amabilidad. Especialmente en el mundo digital actual, necesitan algo físico, algo a lo que puedan aferrarse. Nuestras cartas de amor son recordatorios tangibles de que se les quiere, de que son suficientes y de que no están solos. En cierto modo, llevan consigo trocitos de nuestro amor.
Con el tiempo, he aprendido el poder de las palabras y el efecto que tienen en mi hija las palabras buenas, elegidas intencionadamente. Se alegra cuando la animo o cuando recibe una nota por correo de otra persona. Justo el otro día, cuando le preguntaron cómo gestiona el comportamiento en clase, su profesora dijo: "Llénales de amor y amabilidad, y harán cualquier cosa por ti". No podría estar más de acuerdo. Ese amor y esa amabilidad empiezan con las palabras: las palabras que decimos e, igual de importante, las palabras que escribimos.